CRISTO (nuestra Pascua)

Pascua (PÉSAKJ = “pasar por alto”)

Según la instrucción dada en Éxodo 12, la Pascua debía ser comida de pie y apresuradamente.

Éxodo 12:11
Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová.

Jesús según Mateo 26:20-21, no estaba celebrando la Pascua sino instituyendo inicialmente un memorial de su sacrificio para beneficio de todos los creyentes que fueran a renacer del espíritu de Dios.

Mateo 26:20-21
Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce.
Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.

Jesús no participó ni comió de la Pascua en esa oportunidad, porque él, era el Cordero de Dios anunciado por Juan el Bautista.

Juan 1:29
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Jesús era en ese momento el autentico Cordero Pascual. Mientras que los judíos mataban su cordero anual como recordatorio de la liberación de Israel en Egipto, Jesús moría una vez y para siempre para la liberación espiritual de todo hombre que fuera a creer.

A partir de ese día en que Jesús murió, el pasó a ser nuestra Pascua por siempre.

El diablo tiene como principal objetivo que los hombres en general, y los creyentes en particular, no pensemos en Dios y en el Señor Jesucristo y, si es posible, los olvidemos. Sobre todo su sacrificio y sus logros.

¿Qué hizo Dios por medio de Jesús para tomar cuidado de esto y que los creyentes no sean extraviados de pensar en el Señor y los logros obtenidos en su entrega?
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Hay un momento o momentos en el día que el hombre no olvida y esto es COMER…
El diablo no puede robarnos nuestros pensamientos de comida, es algo que no puede interferir ya que hay una cuestión física involucrada.

Jesús enseñó y ayudó a esos creyentes, instituyéndo la última cena, como memorial que llega hasta nosotros, a relacionar los pensamientos con él, su entrega y logros no una vez por año o por semana sino cada vez que comamos y bebamos.

En la última cena Jesús confirmó el hecho de recordarlo a él cada vez que comamos y bebamos, en 1ª Corintios

1ª Corintios 11:25
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.

Jesús no instituyó o confirmó un ritual

Juan 6:35
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Comer su carne y beber su sangre tiene que ver con llenarnos de la vida de Cristo, llegando a realizar con él un compromiso total e íntimo.

La sangre: para perdón de pecados.
La carne: sanidad para enfermedades.

Es fundamental recordar el verdadero motivo por el cual agradecer los alimentos cada vez que comemos y bebemos. Son los momentos en que traemos a nuestra mente una y otra vez la grandeza de la obra consumada por nuestro Señor Jesucristo y sus logros para esta vida y la vida eterna.

Cristo nuestra Pascua-Esquema