El enojo

enojoLa mayoría de las personas tendemos a enojarmos con mucha facilidad. A veces con los demás y otras con nosotros mismos.

El enojo es un sentimiento desagradable que experimentamos cuando sentimos que algo no se hizo o dijo como nosotros pensabamos o habíamos planificado, cuando nos sentimos contrariados o atropellados.

Las múltiples razones que pueden causar nuestros enojos diarios pueden ser motivadas externamente, por algo que sucede afuera nuestro, o en nuestro interior.

El enojo es entonces indignación interna. Todavía está en mi pensamiento, no lo puse afuera.

Cuando pongo el enojo afuera, cuando mis acciones me demuestran y le comunican al otro que estoy enojado por algo es es lo que se denomina ira.

La ira es la explosión externa de esa indignación interna.

¿Y dònde comienza el enojo? El enojo comienza siempre con amargura.

La amargura es un sentimiento duradero de frustración, resentimiento o tristeza, especialmente por haber sufrido una desilusión o un hecho que consideramos injusto.

En el versículo 31 de Efesios 4 se muestra claramente como llegamos a estas situaciones.

Efesios 4:31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

El enojo es pues interno, está todavía en nuestra mente. La ira pone afuera ese enojo lo expone.

Luego se pasa a la gritería donde ademas declaro que estoy enojado y generalmente es en malos términos.

Luego habla la Palabra de Dios de maledicencia, y esto es cuando además deseamos el mal de aquel o aquello con lo que nos enojamos. Y por último la malicia y es en este punto donde ya el enojo nos lleva a dañar al otro o a nosotros mismos.

Efesios 4:26-27
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,

ni deis lugar al diablo.

Nos enojamos, nos airamos, es decir nuestro enojo es manifiesto. Si, y esto nos sucede a diario y por distintos motivos, pero Dios dice que salgamos rápidamente de esta situación para no darle lugar al Diablo.

No nos colguemos de nuestros enojos, busquemos la salida: Misericordia y Benignidad

Efesios 4:32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Ser benigno es ser bondadoso, gentil. Ser misericordioso: retener el juicio merecido.

Si al enojo llegamos con amargura veamos que es lo que se le contrapone y entonces encontramos el término alegría.

Estos versículos del Libro de los Proverbios hablan del corazón que tiene alegría y desecha la amargura

Proverbios 15:13 El corazón alegre hermosea el rostro;
Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.

Proverbios 17:22 El corazón alegre constituye buen remedio;
Mas el espíritu triste seca los huesos.

Saquemos pues de nuestra mente las amargura que enferman y nos enojan, y pongamos mas Palabra de Dios que sana y libera.

¡Dios los bendiga!

María Elena Esteban